Cómo intervenir ante la frustración de tu hijo

La frustración es una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad no se llega a satisfacer o a cumplir. Por esta causa, los niños -y también los adultos- experimentan en mayor o menor medida una serie de emociones como el enfado, la tristeza, la angustia, la ansiedad, y otras.

Es muy frecuente que los niños experimenten una gran angustia cuando no pueden resolver alguna situación o tarea, incluso en el juego. Cuando optamos por resolver su problema lo que hacemos es acortar la brecha de la tolerancia a la frustración en los niños, esto quiere decir que serán cada vez menos tolerantes a situaciones que no desean.

Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse . Aprender a tolerar la frustración muy importante para la niñez y para la vida adulta.

En la escuela, con los niños sucede que la frustración impide que puedan sumergirse en ciertas actividades y dificulta su relación con el grupo. Porque se aíslan, se enojan, entonces se pierde de la actividad que se está desarrollando donde aprendería muchísimas cosas por medio del juego. Y así también su intercambio con el grupo, porque al no darse las cosas como quería, ya no quiere participar.

Ante la frustración, podemos enseñarle a los niños formas positivas de afrontar estos sentimientos adversos.

Cómo:

  • Tomarse un momento con el niño y enseñarle a identificar el sentimiento de frustración. Preguntarle que le está pasando, ayudarlo a entender que puede sentir esa emoción y que también se puede resolver. Escucharlo y ayudarlo a poner en palabras lo que le sucede.
  • Enseñarle a pedir ayuda. Algunos niños piden ayuda para todo, y otros no pueden o les cuesta mucho. Podemos brindarles la posibilidad de que si no pueden resolver una situación pueden pedir ayuda.
  • Reforzar sus acciones positivas cuando utilizan estrategias apropiadas. Entonces incrementan su autoestima y seguridad, y frente a un problema quizás utilice esa estrategia que recuerda fue apropiada.
  • Convertir la frustración en aprendizaje. Es una buena oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga, los niños son muy permeables porque se están formando. Así podrá afrontar el problema por si mismo cuando vuelva a presentarse.
  • No darles todo resuelto. Para que el niño tenga sus propios retos y pueda equivocarse y aprender de sus errores.
  • No ceder ante sus rabietas, enojos. Porque el niño aprende que esa es la forma mas efectiva de resolución.
  • Dar ejemplo de actitud positiva como padres a la hora de afrontar situaciones adversas, que los fracasos son aprendizajes. Y que también pasamos por frustraciones pero luego salimos de esa situación.

Psicóloga Micaela Ramón
Psicoanalista Elizabeth Dumesnil

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